domingo, 13 de febrero de 2011

Primera División: o nos dejan jugar o montamos nuestra propia liga aparte. (primera parte)

Seguimos recibiendo información que cada día nos define mejor y más abiertamente cómo se encuentra nuestra economía a nivel global y por ende nacional. En estos tres artículos que comento a continuación (en cuyos enlaces se puede ver de manera completa toda la información) queda explicado con todo lujo de detalles el porqué de la subida de los precios de los alimentos a nivel mundial, el porqué de las revueltas de los países árabes (y de los menos favorecidos en general) y los motivos de la escasez de materias primas y alimentos básicos.
El artículo de Paul Krugman (profesor de economía en Princeton y premio nóbel de economía en 2008) hace referencias a los levantamientos que estamos viviendo en los países árabes producidos por el aumento vertiginoso de los precios alimentarios y que a su vez han sido producidos por los eventos climatológicos (inundaciones y fuertes sequías) en los países productores. Otro factor al que hace referencia es la rápida incorporación de los habitantes de los países emergentes a las familias de clase media y que les convierte, lógicamente, en mayores consumidores tanto de productos alimentarios como de combustible; además de que el número de habitates del planeta aumenta por encima de la capacidad de producción de alimentos.
Otro reportaje en la misma línea titulado "Adios a la comida barata" nos reitera la entrada en la segunda crisis alimentaria en los útlimos tres años (¡solo tres años!). Nos dice que "Los precios dan siempre señales de algo que sucede, y los máximos que han alcanzado los precios alimentarios hablan de sequías e inundaciones, de especulación, de barreras comerciales, de subsidios en el mundo rico, de biocombustibles, de encarecimiento del petróleo; de montones de cosas importantes."
Y el tercero es un editorial a propósito de la volatilidad (y la carestía) de los precios de las materias primas en la especulación de los mercados creada por la inseguridad e incertidumbre a partir de las revueltas en los países árabes. También nos alude al almacenamiento que están haciendo algunos países de alimentos y cereales básicos en previsión de la escasez que se avecina por las pérdidas de cosechas por los fuertes eventos climatológicos que sufrieron diversos países durante el año pasado.
En cualquier caso el mayor problema al que se enfrenta cualquier tipo de mercancía susceptible de ser de primera necesidad es... la especulación. Evidentemente en base a su importancia y luego a su demanda/escasez el mercado crea criterios de precios que lo hacen alcanzable o inalcanzable en función de sus intereses, recursos y necesidad de beneficios. Esta especulación se genera y se juega en los grandes parquets de las bolsas internacionales donde los grandes jugadores, dueños y señores de las grandes divisas internacionales de curso legal, negocian con la vida de millones de personas desde sus ordenadores personales.
Es aquí, en las bolsas de todo el mundo, donde se juegan las ligas de Primera División. Unos partidos a los que (como en la realidad) podemos asistir como meros espectadores pero nada podemos hacer por participar o influir en las tácticas de juego. Las políticas económicas, los precios de las materias primas o los alimentos básicos, la apreciación o depreciación de tu moneda (y por tanto tu poder adquisitivo) son jugadas (ensayadas o no) en las que los espectadores de a pie no tienen ninguna opción de posicionamiento. No obstante, aún sin derecho alguno a opinar (o más bien a que se tenga en cuenta tu opinión) los resultados de cada una de esas decisiones tácticas entran cada día en tu casa y modifican tu vida. La subida del euribor, la gasolina o la cesta de la compra basada en decisiones técnicas, logísticas, políticas, económicas o bursátiles son elementos que contínuamente afectan a nuestra vida en función de la moneda de curso legal con la que trabajamos (generalmente euro o dólar) y que rige todo nuestro universo porque hemos consentido someternos a ella.
A través de la moneda de curso común que hemos convenido, aceptamos someternos al juego que los diseñadores de la Primera División desean. Si desean que aumentemos el consumo facilitan el acceso a la misma (liberan créditos), si desean mas liquidez para las arcas diseñan nuevos impuestos, si necesitan bajar la inflación cortan el crédito, etc. El caso es que los ciudadanos de a pie somos meros peces en la marea. Y la marea la mueven los mercados internacionales a conveniencia de los inversores y a través de los gobiernos que hacen lo imposible para captar sus fondos (se lleven a quien se lleven por delante).
Todo esto me hace plantearme seriamente la necesidad de establecer dos campeonatos de liga distintos y separados. Está claro que la competición de Primera División (niveles macro de países, gobiernos, mercados bursátiles, especuladores, intereses macroempresariales, etc) juegan en un campeonato en donde nosotros, los ciudadanos de a pie, no tenemos nada que aportar y donde se nos rifan como mano de obra (y por desgracia ya ni eso) o como meros consumidores. Para ellos prácticamente no existimos o somos una masa informe sin caras a la que llevar en la marea hasta la red más próxima apretando o soltando la correa en función de los requisitos de convergencia de aquel o este mercado o país influyente. Para aquellas familias relativamente acomodadas que puedan pensar que esto solo son argumentos pseudorojianos de personas económicamente agobiadas sería interesante que leyeran este artículo de El Economista. Y la carrera de especulación no termina aquí. Los mercados de valores, impotentes ya para encontrar nuevas "bolsas" de dinero (puesto que el dinero es finito...), están comenzando a integrarse o fundirse unas con otras. Las primeras en empezar a rondarse son la de Nueva York con la de Fránckfurt y la de Londres con la canadiense. Y en esto hay que saber leer entre líneas... Se acercan MUY malos tiempos de tormenta y los equipos que juegan en la Primera División están reforzando sus líneas y fichajes. Están afilando sus estrategias de juego respecto a mercados emergentes, divisas que nacerán y otras que morirán (el dólar), pico del petróleo, cambios geoestratégicos (países árabes) y algún que otro descalabro económico que está a la vuelta de la esquina.
En cualquier caso, lo que sí es preocupante a propósito de estas fusiones es la concentración de poder (y de caudal económico) que se está dando. En manos cada vez mas concentradas se encuentra el mayor trasiego de dinero que nos imaginemos jamás y donde hay dinero siempre hay intereses... Si hasta ahora las grandes bolsas y sus macrocorporaciones ya eran poderosas de manera individual especulando, imaginen lo que pueden hacer una unión intercontinental de las mismas...

(Sigue en la Parte II)


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